21 de noviembre de 2025.
Comer minutos antes de ir a dormir es un hábito común, pero pocas personas conocen cómo afecta realmente al cuerpo. Especialistas en nutrición explican que la calidad de la digestión y el metabolismo nocturno puede verse alterada dependiendo del tipo de alimentos, la cantidad y la frecuencia con la que se realiza este hábito.
Uno de los principales efectos es la digestión más lenta, ya que durante el descanso el cuerpo reduce su actividad gastrointestinal. Esto puede generar malestar, inflamación, acidez o sensación de pesadez. Además, ingerir alimentos altos en grasa, azúcar o carbohidratos simples puede provocar picos de glucosa, que dificultan un sueño reparador.
Otro punto importante es el impacto en el metabolismo. Aunque no es cierto que “todo lo consumido en la noche se convierte en grasa”, sí existe un mayor riesgo de almacenamiento calórico cuando se comen alimentos pesados antes de dormir, especialmente si la persona tiene un estilo de vida sedentario.
Nutriólogos recomiendan evitar alimentos procesados y sustituirlos por opciones ligeras como yogur natural, fruta baja en azúcar o infusiones. También sugieren dejar pasar entre dos y tres horas entre la última comida y el momento de acostarse para favorecer la digestión y mejorar la calidad del sueño.
